3 de enero de 2011

De Claudio Naranjo.

 «Como profesional dedicado a asistir a la evolución terapéutica y espiritual de individuos, he sido testigo de innumerables ejemplos de cómo las personas, a través de un conocimiento de sí mismas , de sus esfuerzos hacia una vida virtuosa y otras prácticas relevantes, entran en un proceso de transformación que , con s ...uficiente tiempo y aplicación , lleva, a su vez , a una progresiva desactivación de la personalidad infantil condicionada y patogénica y al nacimiento a un nivel de conciencia más profundo que el pensamiento, las emociones , deseos y sensaciones, en que asienta las vivencias de ser y del sentido de la vida, y que tradicionalmente se ha llamado “espiritual”. Esta conciencia, - así lo descubre quien llega a ella_, es nuestra verdadera naturaleza que, ordinariamente, en nuestra condición civilizada, yace oscurecida, adormecida o velada.
Diría aún más: que la experiencia de la mayoría de las personas con quienes he trabajado en grupos a través de los últimos tres decenios no solo ha nutrido mi esperanza respecto al proceso de transformación liberadora individual, sino que comienza a trasvasarse esta al ámbito de la transformación colectiva. Y así, ahora que la humanidad está en medio de una
crisis planetaria, me confieso apocalíptico – si es que se quiere llamar a quien piensa que aunque atravesamos una “crisis de vida o muerte”; esta en nosotros lograr que no sea fatal».
Sanar la civilización, Barcelona, Ed. Kairos, S.A., 2002, pp 16-17